El resultado de este proceso será una imagen poco definida, porque al ser una abertura tan pequeña, los rayos de luz confluyen y se provoca cierta dispersión.
Esta cámara oscura, originariamente consistía en una habitación cerrada con un pequeño orificio practicado en el muro como única entrada de luz, y que reflejaban los objetos del exterior en una de las paredes. Este orificio funciona como una lente convergente, que proyecta la imagen del exterior invertida, tanto vertical como horizontalmente.
Para mejorar esta técnica, y como apoyo a la pintura, hacia la segunda mitad del siglo XVII se inventaron unas mesas según este principio de cámara oscura. Grandes cajas de madera, que por un lado estaba cerrado con una pequeña lente, pero en este caso la pared de la parte posterior de la caja era sustituida por un espejo, orientado de tal manera que rebotara la imagen hacia la parte superior de la caja donde se encontraba un cristal con una pequeña tapa. En ese cristal es donde el dibujante colocaba el papel para comenzar su trabajo.